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Cuando tenía 16 años, mi profesora de la asignatura de Ecología del instituto nos pasó en clase una receta para hacer jabón de lavar con aceite de oliva usado. Una receta muy sencilla, con tan solo 3 ingredientes en los que uno es agua y el otro un residuo casero. ¡Maravilloso! También nos dijo que, si queríamos usarlo para lavarnos, sólo teníamos que cambiar en la receta el aceite usado por aceite limpio, y el agua por aloe vera. Seguía sin ser tan complicado.

Como entusiasmada aspirante a científica que era, allá me puse a experimentar a partir de la información con la que contaba. El primer jabón que hice con la receta de mi profesora, elaborado con aceite reciclado, me pareció estupendo. La típica pastilla de jabón de tajo blanco roto que saca las manchas de la ropa de maravilla. Me entusiasmó tanto la idea de poder ser capaz de crear algunos de los productos que uso en mi día a día, que rápidamente me dispuse a pelar las hojas de un aloe vera del patio de mi casa, para hacerme un jaboncito para bañarme. Y la verdad, es que fue un gran chasco. El jabón quedó blandurrio, no conseguí una espuma agradable para enjabonarme y, además, mi piel quedó tan reseca y tirante que tiré el jabón a la basura y dejé los experimentos por un tiempo.

En aquel entonces no sabía que es lo que podía haber pasado, aunque ahora, después de estudiar y experimentar mucho, sé que aquello que hice fue una barbaridad. Resulta que, a pesar de que los ingredientes no tienen por qué variar entre un jabón para la limpieza y uno cosmético, la fórmula es muy diferente en un jabón que vamos a usar para la limpiar nuestro hogar a uno que vamos a usar en nuestra piel.

Es decir, a la hora de elaborar jabón, debemos de tener en cuenta unos parámetros distintos en cada tipo de jabón, que van a depender principalmente de la cantidad de cada ingrediente que usamos en nuestros jabones y de cómo interactúan entre ellos. Con la infinidad de ingredientes naturales que disponemos para hacer jabón, saber cómo combinarlos se convierte en casi un arte.

Sin embargo, en aquel entonces, hace casualmente 16 años también, apenas conocía internet ni tenía acceso a información sobre la elaboración de jabones, más allá de la receta que ronda por cada pueblo y que poseen todas las abuelas del mundo: la típica receta de jabón 6-6-1. 6 litros de aceite usado, 6 litros de agua y 1 kilo de sosa. Con sus variantes en las que se le añade sal, harina, azulete…  Sí, con esa receta sale jabón, para limpiar, y además limpia mucho, pero hay otras mejores.

Algunos años después, cuando llegué a la facultad de Biología, fui cogiendo práctica en eso de buscar información en internet, hacer revisiones de artículos científicos, contrastar información en diferentes fuentes… que junto a algunas asignaturas de la carrera me ayudaron a comprender un poco mejor este mundo mágico del jabón, que realmente es ¡¡QUÍMICA!!

Es una palabra que hoy en día causa algo de terror. En primer lugar, porque la química es compleja de entender, y el ser humano tiene la mala (o buena) costumbre de temer aquello que no conoce.

Además, actualmente nos bombardean con publicidad de productos naturales ¡sin químicos! Este eslogan ya nos induce a pensar que algo sin químicos es mejor, y que, por tanto, lo químico es malo. En realidad, estos eslóganes están prohibidos como estrategia de venta desde junio de este año ya que, son mentira.

Hasta lo más natural de la naturaleza es química. Todas las formas de vida están compuestas por células cuyo componente principalmente es agua, y dentro de esta agua se dan una serie de reacciones que nos mantienen vivos que se explican por la química fundamental. Ahora mismo dentro de tu organismo se están dando simultáneamente miles de reacciones químicas a la vez, conjuntos de moléculas que reaccionan y se transforman en otras para mantenerte vivo.

Pero aquí solo vamos a hablar de jabón y de los misterios químicos que ocurren en su elaboración.  

 

¡PROMETO QUE NO ES TAN DIFÍCIL COMO PARECE!

QUIEN SOY
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Sete Buenavista

Bióloga

¡Hola! Me llamo Sete y me apasiona ser consciente del proceso que conlleva todo lo que uso en mi día a día, me apasiona aprender y sobre todo compartir estos conocimientos para que las personas que me rodean tambien puedan dar este paso.
 

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